sábado, 16 de agosto de 2008

FERIADO NACIONAL

Por Ferreira Guillermo:

Uno de mis defectos es que enseguida me pongo a analizar en detalle y trato de encontrarle su razón de ser a cualquier cosa, por más insignificante que sea. Ya desde niño solía cuestionar todo.
No puedo evitar una sonrisa al recordar ciertos detalles que en la escuela primaria, analizaba yo profundamente. En cada fecha patria me preguntaba el porqué de los rituales que debíamos cumplir año tras año. Por ejemplo, siempre se entonaba el himno nacional. Mi mente infantil no podía entender porqué se cantaba algo que todos, incluyendo al personal docente, pronunciaban maquinalmente, con el pensamiento ocupado en cualquier otra cuestión.
En aquellas oportunidades, el significado de lo que yo decía en la canción patria, se me escapaba casi por completo. Me acuerdo que la estrofa ''...oooh juremos con gloria morir'', yo la asociaba con mi tía Gloria, y estaba convencido que moriría junto a ella. Con otras frases y palabras me sucedían confusiones similares. Tampoco comprendía yo, porqué era tan importante y necesario cantar el himno parados en perfectas hileras de antinatural inmovilidad. ¡Qué tonto me sentí aquella vez cuando en medio de ''...y los libres del mundo responden...'', la necesidad de ir al baño era ya intolerable! y no me animé a abandonar mi puesto de estatua humana haciéndome encima.
Cada acto escolar era casi un calco del que se había desarrollado el año anterior: la típica escena de la negra vendiendo mazamorra o el pibe recitando frases de San Martín.
¡Cuántos cuestionamientos me hacía yo que no tenían respuesta!. Por más que lo razonara, mi limitada inteligencia de 8 años, no lograba tener una idea clara de cuál sería la finalidad de la directora, al recitar aquellos discursos poblados de difíciles palabras, que en mi escaso vocabulario infantil, no existían. Al no entender lo que se decía, me distraía yo a los pocos instantes de comenzar a hablar la directora. Asimismo notaba que las maestras también se hallaban absortas en sus propios pensamientos.
Otra rutina que nunca entendía, era el saludo a la bandera. Todas las mañanas del año, durante los 7 del primario y los 5 del secundario, cantando como autómatas la misma canción, que de tanto repetida, al 2º mes de clase perdía su significado y no sabíamos ya lo que decíamos.
Hoy soy adulto y docente y no debo haber mejorado en nada, porque sigo sin entender para qué se repiten estas formalidades y rituales. Eso sí, para pasar un feriado a un lunes, no existe el patriotismo ni las tradiciones.